La luz, la dicha y la paz moran en mí.
Muy a menudo nos enfocamos en lo que percibimos como nuestros fracasos y el lado oscuro de nuestra personalidad. Nos obsesionamos con algo que no nos gusta de nosotros mismos y lo usamos constantemente como excusa para flagelarnos. Este comportamiento recriminatorio sólo sirve para mantenernos en la rueda del sufrimiento y siempre a merced de nuestro ego crítico. Pero lo que debemos comprender es que, si hay oscuridad dentro de nosotros, también tenemos luz. Si experimentamos dolor, la alegría también está a nuestro alcance. Y cuando estemos en el punto de no poder más, aparentemente envueltos en el caos, que sepas que hay un lugar de absoluta quietud dentro de ti.