DÉJAME AQUIETARME Y ESCUCHAR LA VERDAD

Es tan fácil perderse en nuestras actividades diarias y no tomarse el tiempo para simplemente detenernos, respirar y sintonizarnos con nuestros corazones, donde se encuentra la base de nuestra verdad. Nos refugiamos en el ajetreo de nuestros pensamientos, dando prioridad a la "idea" de tener tanto que hacer mientras deseamos desesperadamente mantener todo bajo control. Atrapados en esta vorágine de ruido e inquietud innecesarios, no tenemos el control en absoluto. Estamos ocupados por las cavilaciones de la mente, nos distraemos con facilidad y, en última instancia, la mente se siente dispersa.

Paradójicamente, la vida funciona mejor cuando renunciamos a la necesidad de controlar y permitimos que la vida siga su curso. Rendirse no significa caer en el abismo de la pasividad, porque rendirse requiere estar activamente alerta escuchando el corazón.

Por citar a Eckhart Tolle, "la quietud habla". Por lo tanto, tómate un tiempo todos los días para guardar cinco minutos de silencio con la mayor frecuencia posible y sucumbir a tu paz interior diciendo: "déjame aquietarme y escuchar la verdad". Tu corazón te responderá sin duda.

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