QUE NO ME OLVIDE DE MI FUNCIÓN. QUIERO PERDONAR Y SER FELIZ.

Hay un momento en nuestra vida en el que la inocencia que teníamos de niños se desvanece y la culpa se apodera de ella. Lo que nos resultaba natural cuando éramos niños, las muestras espontáneas de afecto y la risa, se censura a medida que nos socializamos para que creamos que hablar con un extraño es peligroso y que demasiada risa no está bien. Se nos dice que seamos "buenos" delante de los adultos, indicándoles a los niños que simplemente ser quienes son no basta. Aquí es donde aprendemos a culpar a los demás por lo que en el fondo creemos que son nuestros propios defectos. Creamos un personaje para ocultar aquello que pensamos que son las partes propias que no son amables e imperdonables, alejándonos de nuestro verdadero Ser. El resultado es una brecha entre nuestro Yo auténtico y el personaje que hemos creado. En este espacio nos sentimos perdidos, separados, alienados y temerosos del mundo. Nos perdemos más allá del reconocimiento. Es importante comprender que todos tenemos una función compartida, que es perdonarnos a nosotros mismos por las supuestas deficiencias. Porque en realidad no tenemos otra opción si queremos ser felices. Una vez que se quita el sentimiento de culpa y la necesidad de culpar disminuye, surge sin esfuerzo la felicidad innata con la que nacemos.

Comment